.

.

¿ Política pública anti conciertos?

Es increíble que en Medellín, una ciudad en donde en las últimas administraciones se le ha "metido tanto la ficha" al apoyo a la cultura, sea tan difícil hacer un concierto siguiendo con todos los lineamientos legales, es decir hacer un concierto contando con todos los permisos, como el de Secretaría de Gobierno, el de Secretaría de hacienda, SIMPAD, etc.

En Medellín los conciertos, al igual que otro tipo de eventos están divididos en tres clases, de alta convocatoria (más de 1000 asistentes), mediana convocatoria (de 500 a 999 asistentes) y de baja convocatoria (menos de 499 personas), hasta hace poco tenían un tratamiento distinto en cuanto a los permisos, pues a vista de cualquier persona es obvio que se trata de conciertos con características diferentes.

Durante los últimos 10 años en Medellín los conciertos de mediana convocatoria han seguido el camino de los dinosaurios, se han ido extinguiendo poco a poco, por varias razones, como la incursión de la oferta de conciertos y festivales públicos gratuitos, la falta de conciencia o formación del público para pagar una boleta ("cultura del oe deme"), entre otras. Esta situación a conllevado a que el circuito musical en Medellín sea movido por los conciertos de bares y discotecas (baja convocatoria), o por los grandes conciertos (alta convocatoria) producidos por las grandes empresas productoras de conciertos, de un lado y del otro por la administración municipal con su oferta.

El que los conciertos de baja, mediana y alta convocatoria tuvieran un tratamiento jurídico diferente contribuía a que los músicos y empresarios pequeños pudieran hacer conciertos no tan grandes, los cuales fortalecían la escena musical de Medellín, dándole vigencia y dinámica.

Pero infortunadamente desde hace pocos días el realizar un concierto de baja convocatoria tiene más estaciones que el vía crusis, o mas bien se convirtió en un vía crusis porque hay que hacer tantos tramites como para hacer un concierto grande. Es increíble que la tecnocracia impida el desarrollo de la cultura y el arte, es increíble que en Medellín sea imposible que unos músicos o un colectivo de arte y cultura se tome una calle, un parque una acera sin tener que pasar una semana en la alcaldía y en las aseguradoras tomando pólizas y mandando peticiones.

A este paso en Medellín da igual hacer un concierto de bar que traer a AC/DC, le toca a uno llenarse de paciencia y de plata para lograr cumplir con todos los requisitos. Tenes que ser Leiva o Valenzuela para poder hacer conciertos, de otra forma no te da.

En eventos donde lo que se pretende es el fomento de la cultura antes que un lucro, y que se cobra una boleta es para costear el concierto (porque para un evento pequeño nadie te patrocina) y dar un buen espectaculo, ahora hay que cobrar es para pagar la póliza y las vueltas.

Que tristeza que lo que la administración haga en pro de la cultura por un lado, lo borre por el otro con tendencias de política pública anti conciertos.










0 comentarios:

Publicar un comentario